martes, enero 24, 2006

Estupendo...Sres...Yo me uno para enamorar (y IV)


Honorables Sres....

Que bonito, Sra Tomochu y yo estar encantado de giro editorial que tomar el blog...menos viajes y más AMOR...

Importante para enamorar, es cierto que las palabras se convierten en caricias que resbalan desde la oreja hasta convertirse en un beso en el labio...pero no menos importante ser la estética de los colores...es importante que nuestros colores evoquen sensaciones...que se conviertan en placenteras...esto recordarme un estudio publicado por mi Hijo Akiencito Tomochu, la profesora de Marketing de Wharton Barbara E. Kahn y Elizabeth G. Miller, profesora de Marketing de Boston College,...acerca de los colores, los nombres de los colores y las sensaciones que provocan en los consumidores...

Kahn empezó a interesarse en los nombres inusuales de productos cuando se dio cuenta de que los colores de los esmaltes de uñas –como por ejemplo color pólvora-, no hacían referencia alguna al color del esmalte. Otro ejemplo: la línea de sabores Gatorade Frost que se venden con nombres de sabores inimaginables como Glaciar Freeze (congelado glaciar), Riptide Rush (ráfaga contracorriente) y Cascade Crash (choque de cascada). Tal vez el máximo de la ambigüedad, dice Kahn, lo haya alcanzado Crayola, que utiliza nombres como razzmatazz y bosque de lluvia tropical para describir sus lápices de colores, que en el fondo no son más que eso: un color. "En el caso del esmalte de uñas hay algo novedoso y revolucionario", explica. "Pero cuando Crayola utiliza nombres que no describen el color de los lápices, simplemente resulta increíble".

Estimar cuál es el efecto de estos nombres sobre el comportamiento de los consumidores es bastante complicado, ya que entran en juego otras muchas variables. Así, Kahn y Miller llevaron a cabo experimentos controlados con nombres de productos que clasificaron en cuatro categorías: comunes, que son típicos y no específicos, tales como verde oscuro o amarillo claro; descriptivos comunes, que son típicos y específicos, como verde pino y amarillo limón; descriptivos inesperados, que son atípicos pero específicos, tales como verde Kermit (rana de los Muppets) o amarillo Rainslicker (chaqueta para la lluvia); y ambiguos, que son atípicos y no específicos, como el verde amistoso o el amarillo fiesta

En un experimento inicial con nombres de sabores, se pidió a 100 estudiantes universitarios que respondieran en el ordenador a un cuestionario que no tenía ninguna relación con este tema. Después de terminar el cuestionario, se les ofreció a los estudiantes algunas gominolas. Las gominolas estaban en seis bandejas en las que aparecía escrito el nombre del sabor. La mitad de los estudiantes vio los nombres de gominolas que eran comunes descriptivos: azul arándano, rojo cereza, marrón chocolate, blanco malvavisco, naranja mandarina y verde sandía. La otra mitad vio los nombres ambiguos de los sabores: azul melancólico, rojo Florida, marrón Mississippi, blanco Irlanda, naranja pasión y verde monstruo. Las investigadoras observaron que los nombres menos comunes eran los más populares.Como parte del experimento, se distraía a los participantes con preguntas sobre el cuestionario mientras elegían las gominolas. En estos casos no se observó ninguna preferencia por los sabores con nombres inusuales. Este hecho sugiere que la decisión de escoger los nombres menos comunes es una respuesta cognitiva que indica que la persona se detiene a pensar sobre su decisión.

Para profundizar sobre el proceso, las investigadoras realizaron varios experimentos adicionales. Por ejemplo, Kahn y Miller querían estudiar el modo en que los consumidores toman sus decisiones basándose en dos teorías de la comunicación. La primera, conocida como "implicatura conversacional," desarrollada por el filósofo británico Paul Grice, sugiere que, en el fondo, las personas quieren cooperar entre ellas y respetar ciertas reglas de comunicación no verbales.

Cuando en una conversación se omite información, esta teoría sostiene que la gente intenta cubrir esos huecos para facilitar el proceso de comunicación.Kahn utiliza el siguiente ejemplo para explicar esta teoría: Si A pregunta a B donde está Dave, y B responde que hay un Volkswagen amarillo enfrente de la casa de Susan, A supondrá que Dave tiene un Volkswagen amarillo y que está en casa de Susan. (Vaya con Dave..que callado se lo tenia!!!)

Literalmente la respuesta no tiene sentido alguno, pero como A cree que la respuesta de B tiene necesariamente que ser informativa, A capta el mensaje subyacente de que Dave está en casa de Susan.

Las investigadoras también querían estudiar el efecto de los nombres de los productos en relación con la teoría de la incongruencia. Esta teoría defiende que la gente emite juicios cuando compara sus nuevos descubrimientos con sus expectativas previas. Cuando los descubrimientos son incongruentes en relación con las expectativas previas, los individuos se esfuerzan más para resolver dicha incongruencia. "Estas teorías no son necesariamente mutuamente excluyentes", se señala en el artículo. "Es posible que ambas teorías sean válidas, pero bajo diferentes condiciones.”

Sr Tomochu concluye, es decir que no sólo es importante es ir bien conjuntado y guapete ...sino saber vender tu ropa,

La próxima vez que una chica elogie...tu bonito jersey verde...corrigela con una suave caida de ojos...y dile "Corazón, no es un simple jersey verde, es mi jersey preferido color "salvo el amazonas, soy sensible y te prometo una noche de loca pasión bajo las estrellas"...y que sea lo que Dios quiera


Se despide por ahora, desde el salón de té de su casa de Okinawa el...
Sr. Tomochu con elegancia

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