Mejor sola que mal acompañada...

Más vale sola que mal acompañada
o lo que decía madonna: ” you´d do much better, baby, on your own”
El otro día mi amigo Antonio me dio un artículo de Lucía Etxebarría. Me encantó, lo entendí, me sirvió, lo viví... ALgo que durante tanto tiempo no he sabido hacer, saber estar sólo y saber disfrutar de mi mismo, de mi soledad, de mi espacio, y saber que para ser feliz no dependemos de nadie más que de nosotros mismos... Como dijo Platón, "La mayor victoria empieza con la conquista de uno mismo." De verdad que lo comparto contigo de corazón. Besos.
Aprovecho para recomendarte el libro nuevo de Lucía, Ya no sufro por amor.
Con tu permiso, Lucía...
Las mujeres que se quejan de que nadie las miraba se quejan también de su soledad. Estas mujeres querían un novio, lo cual en principio es un deseo perfectamente respetable. El problema empezaría cuando pensasen demasiado en el novio que no llegaba, porque ansiar en exceso una pareja es la mejor manera de no conseguirla. Me explico: A una persona con dos dedos de cabeza no le atrae alguien excesivamente necesitado porque una persona sensata ya sabe que una pareja debe ser una estructura igualitaria, no un remolque colagado de un tractor, y cuando ve a alguien muy ansioso por entrar en una relación empieza a sospechar que lo que busca el ansioso es una pareja en general, no una persona en particular , y que tanto le valdría Fulanito como Menganito, con lo cual se siente poco valorado, y sospecha también que al ansioso va a exigir demasiadas cosas demasiado pronto y no va a permitir que la relación evolucione con la lentitud necesaria, o que simplemente no evolucione (evidentemente no todos los escarceos acaban en pareja estable), así que se aleja. De forma que la ansiosa aleja al tipo normal y atrae al individuo dominante que intuye una presa fácil en la emocionalmente necesitada. Dado que la ansiosa entra en una pareja desde la necesidad y no desde la voluntad es muy fácil que se sitúe en una posición de dependencia y por lo tanto que el otro la manipule a su antojo.Por lo tanto una persona nunca debe pensar que el estar solo es un fracaso o una desgracia, primero porque eso le impedirá establecer relaciones satisfactorias, y segundo porque no es verdad. Hay quien consigue establecer relaciones satisfactorias y duraderas y hay quien no, pero eso no hace a los primeros mejores que a los segundos, como no es mejor persona aquella a la que le toca la lotería.
Por otra parte, la soledad bien entendida es una gran fuente de satisfacciones. Y esto lo debe entender cualquiera, hombre o mujer, heterosexual o no, a cualquier edad.
Una vez leí un cuento de Doris Lessing que planteaba una situación que se repetía en el libro Las Horas ( no sé si plagio, influencia o pura casualidad): la de una mujer casada que alquilaba una habitación de hotel no para verse con su amante, sino simple y llanamente para estar sola, absolutamente sola, unas horas. Cuando he vivido en pareja muchas veces he hecho lo mismo y me he ido yo sola a un hotel en la playa porque necesitaba concentración para escribir. Volviendo a las referencias cinéfilas: ¿No recuerdan aquella película en la que Woody Allen comparaba a dos vecinos de planta, uno soltero y uno casado ? El primero le envidiba al segundo la estabilidad y los niños, y el segundo al primero las bonitas acompañantes que se traía cada noche. Lo cual me recuerda a la noche en la que el portero del bar que estaba frente a mi casa me dijo aquello de “ Tú que ligas tanto, que te veo venir con un chico diferente cada noche” y me dio pena desilusionarle explicándole que todos aquellos chicos eran mis mis amigos gays.
Hay una regla de oro que debe aprenderse de memoria cualquiera que aspire a ser un mínimo feliz en este mundo caótico: No se puede vivir en pareja si antes uno no ha aprendido a estar solo, y a disfrutarlo. A la que añado otra: Hay que aprender también que la pareja no es el centro de la vida. Las parejas pueden dejarnos. Encontrar otro camino o morirse. Y a veces pueden, por la razón que sea, no llegar. Así que cuando se cifra en el número dos la esperanza de felicidad va uno más vendido que un cerdo de camino a la feria de ganado. E igual de jodido.
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